Hace dos meses su imagen desfigurada dió la vuelta al mundo como portada de la revista 'Time'. Bibi Aisha, quien el año pasado fue mutilada por su esposo en cumplimiento de un castigo ritual ordenado por un líder talibán de la zona donde vivía, hizo su primera aparición pública en California en una gala de la Fundación Grossman Burn.
En el evento de la fundación que está costeando su tratamiento y que tiene una campaña para luchar contra la violencia hacia las mujeres, Aisha recibió un premio de las manos de la primera dama de California, Maria Shriver, y se reunió en privado con Laura Bush, esposa del ex presidente George W. Bush.
La joven afagana se presentó al público de Los Ángeles luciendo una apariencia muy natural, ya que le han colocado una prótesis como paso previo al tratamiento reconstructivo que la Fundación Grossman Burn le paga en California. Ahora le queda esperar la cirugía definitiva y, sobre todo, conseguir liberar a su hermana, que con diez años sigue en casa de la familia de su ex-marido.
Heridas del alma
El padre de Bibi la comprometió en matrimonio con un hombre del régimen talibán, cuando tenía 12 años de edad. Fue entregada a la familia de su futuro esposo, quien abusó de ella y la obligó a dormir en el establo con los animales.
Ante la ausencia del marido, quien se unió a las guerrillas en Pakistán, fue violada por sus diez cuñados. Trató de escapar de aquella insoportable situación, pero fue capturada.
En castigo, su marido le cortó la nariz y las orejas, como señalamos
"Cuando me cortaron la nariz y los oídos me desmayé." En medio de la noche se sentía como si hubiera agua fría en la nariz. Abrí mis ojos y yo ni siquiera podía verme por toda la sangre- declaró la joven a CNN.
Fue dejada como muerta en la montaña, pero la joven sobrevivió y a rastras llegó a la casa de su abuelo y su padre, quien se las arregló para llevarla a un centro médico estadounidense donde la cuidaron durante diez semanas.
No obstante, los traumas que vivió en Afganistán son los más difíciles de sanar.
Son las heridas hondas, invisibles y dolorosas que no cicatrizan con suturas ni terapias con rayos laser.
En el evento de la fundación que está costeando su tratamiento y que tiene una campaña para luchar contra la violencia hacia las mujeres, Aisha recibió un premio de las manos de la primera dama de California, Maria Shriver, y se reunió en privado con Laura Bush, esposa del ex presidente George W. Bush.
La joven afagana se presentó al público de Los Ángeles luciendo una apariencia muy natural, ya que le han colocado una prótesis como paso previo al tratamiento reconstructivo que la Fundación Grossman Burn le paga en California. Ahora le queda esperar la cirugía definitiva y, sobre todo, conseguir liberar a su hermana, que con diez años sigue en casa de la familia de su ex-marido.
Heridas del alma
El padre de Bibi la comprometió en matrimonio con un hombre del régimen talibán, cuando tenía 12 años de edad. Fue entregada a la familia de su futuro esposo, quien abusó de ella y la obligó a dormir en el establo con los animales.
Ante la ausencia del marido, quien se unió a las guerrillas en Pakistán, fue violada por sus diez cuñados. Trató de escapar de aquella insoportable situación, pero fue capturada.
En castigo, su marido le cortó la nariz y las orejas, como señalamos
"Cuando me cortaron la nariz y los oídos me desmayé." En medio de la noche se sentía como si hubiera agua fría en la nariz. Abrí mis ojos y yo ni siquiera podía verme por toda la sangre- declaró la joven a CNN.
Fue dejada como muerta en la montaña, pero la joven sobrevivió y a rastras llegó a la casa de su abuelo y su padre, quien se las arregló para llevarla a un centro médico estadounidense donde la cuidaron durante diez semanas.
No obstante, los traumas que vivió en Afganistán son los más difíciles de sanar.
Son las heridas hondas, invisibles y dolorosas que no cicatrizan con suturas ni terapias con rayos laser.
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