
Aunque no lo parezca, el azul fue durante muchos años el color femenino por excelencia; lo llevaban la Virgen, las santas y las princesas. En cambio el rojo era el color masculino; el de los reyes, de Jesucristo y de los emperadores.
A pesar de esta distinción, a los niños y a las niñas se les hacía vestir siempre de color blanco.
A comienzos de siglo los pintores impresionistas pusieron de moda los tonos pastel. Rápidamente se creyó que estos colores eran ideales para los bebés. Siguiendo los códigos existentes, las niñas comenzaron a ir de azul cielo y los niños de rojo pastel, o sea, de rosa.
Pues así pasó hasta que llegaron los grandes conflictos bélicos. Los soldados de la marina y del aire comenzaron a vestir de azul. Y este color que usaban los nuevos héroes de la historia cambió su significado. Pasó a ser el color de la valentía, la fuerza, la capacidad y los valores masculinos. Los niños se lo quedaron. Y el hombre de verdad pasó a ser azul.
La historia nos demuestra como las Sociedades van evolucionando, en la nuestra nos toca seguir con ello y no utilizar solamente determinados colores para los niños o las niñas, ya que para gustos.... los colores.
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