
Cristina Morató
EL 25 DE NOVIEMBRE DE 1960 fueron hallados los cuerpos de tres mujeres en el fondo de un acantilado en la costa de la República Dominicana. Las hermanas Mirabal, como así se llamaban, eran unas conocidas activistas políticas que se opusieron a la férrea dictadura de Trujillo. En honor a estas heroínas dominicanas brutalmente asesinadas por la policía secreta del dictador, se conmemora cada año el Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer. En estos tiempos en que las mujeres cada vez alzan más alta su voz contra la represión y las injusticias sociales, merece la pena recordar la historia de estas hermanas que son todo un símbolo de lucha y resistencia.
PATRIA, MINERVA Y MARÍA TERESA nacieron en el seno de una familia rural acomodada que perdió gran parte de su fortuna con la llegada al poder de Rafael Leónidas Trujillo. Rebeldes, valientes, y comprometidas con los más necesitados, dedicaron buena parte de su corta vida a luchar contra una de las dictaduras más sangrientas del siglo XX. A causa de sus actividades políticas contra el régimen fueron encarceladas y torturadas en repetidas ocasiones, pero continuaron su lucha en la clandestinidad. Trujillo, viendo que la cárcel no las detenía, ideo un macabro plan para acabar con sus vidas.
EN MAYO DE 1960, Minerva y María Teresa habían sido juzgadas en Santo Domingo, al igual que sus esposos, por “atentar contra la seguridad del Estado dominicano”. Se les declaró culpables y fueron condenadas a tres años de prisión. Pero unos días más tarde, ellas fueron puestas en libertad. Las hermanas habían comentado a sus maridos que circulaban rumores sobre la posibilidad de que sufrieran un “ accidente”, como se denominaba a la manera en que el régimen hacia desaparecer a los opositores. Un día, cuando regresaban de visitar a sus esposos en la cárcel, unos hombres detuvieron el coche en el que viajaban. A punta de pistola, las tres mujeres fueron obligadas a bajarse y emprendieron un camino sin retorno. Tras ser estranguladas, sus cuerpos fueron introducidos en su coche y arrojado desde lo alto de un precipicio para simular un accidente de tráfico.
TRUJILLO CREYÓ que, con la desaparición de las activistas, había eliminado un problema, pero se equivocó. El asesinato de las hermanas Mirabal causó una gran impacto social y contribuyó a despertar la conciencia de una población harta de ver pisoteados sus derechos humanos. Las protagonistas de esta historia están enterradas en Ojo de Agua, a las afueras de la ciudad de Salcedo. Allí vive Adela “ Dedé”, la única de las hermanas que no fue asesinada. A sus 86 años, habita todavía la casa donde nacieron y trabaja para preservar la memoria de Patria, Minerva y María Teresa a través de un museo que lleva su nombre, “para que el mundo no las olvide”.
P. D.: La violencia contra las mujeres es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, habituales y silenciadas en todo el mundo. En nuestro país también tenemos nuestras cifras de la vergüenza: 53 mujeres han sido asesinadas por violencia de género en lo que llevamos de año.
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