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HOY HACE 41 AÑOS DEL FALLECIMIENTO DE CLARA CAMPOAMOR


Clara Campoamor Rodríguez (Madrid, 12 de febrero de 1888 – Lausana, 30 de abril de 1972) fue una política española, defensora de los derechos de la mujer y principal impulsora del sufragio femenino en España, logrado en 1931, y ejercido por primera vez por las mujeres en las elecciones de 1933.

Biografía

Clara Campoamor Rodríguez nació en el seno de una familia madrileña. Su padre, Manuel Campoamor Martínez fue contable en un periódico, y su madre M.ª Pilar Rodríguez Martínez, era costurera.
Después de desempeñarse en varios oficios, entre ellos el de telefonista, sacó plaza de funcionaria en Correos. Entró a trabajar en el periódico maurista La Tribuna como secretaria del director, un puesto que le permitió conocer gente y donde comenzó a interesarse por la política. En 1920 se matriculó como estudiante en la escuela secundaria (que termina en dos años) y luego en la Facultad de Derecho, donde obtuvo un título en sólo dos años. A los 36 años se convierte en una de las pocas abogadas españolas y de inmediato comienza a ejercer su profesión. Sus ideas sobre la igualdad de las mujeres la acercan al PSOE y escribe el prólogo del libro Feminismo Socialista de María Cambrils, dedicado a Pablo Iglesias. Pero nunca se incorporó al partido ni aceptó la colaboración de este con la dictadura de Miguel Primo de Rivera. En 1929 perteneció al comité organizador de la Agrupación Liberal Socialista, que desapareció poco tiempos después. Campoamor y Matilde Huici, republicanas y enemigas del régimen de Primo de Rivera, quisieron sin éxito que la Agrupación se desmarcara de la Dictadura, motivo por el que la abandonaron poco después de ingresar. Mantuvo una gran actividad como conferenciante en la Asociación Femenina Universitaria y en la Academia de Jurisprudencia, defendiendo siempre la igualdad de derechos de la mujer y la libertad política.
Trabajó con Martí Jara, amigo de Manuel Azaña en el embrión de Acción Republicana, en cuyo Consejo Nacional figuró al principio. Pero, nunca logró su ideal estratégico: la unión de todos los republicanos y republicanas en un gran partido de centro con Azaña como delfín natural de Alejandro Lerroux.
Después de la rebelión de Ángel García Hernández y Fermín Galán en Jaca, y el proceso contra el Comité Revolucionario, Clara asumió la defensa de algunos de los implicados, entre ellos su hermano Ignacio.

 
El sufragio femenino

Al proclamarse la Segunda República, Clara Campoamor fue elegida diputada –en 1931 las mujeres podían ser elegidas, pero no ser electoras– integrando las listas del Partido Radical, al que se había afiliado por proclamarse éste "republicano, liberal, laico y democrático": su propio ideario político.
Formó parte de la Comisión Constitucional encargada de elaborar el proyecto de Constitución de la nueva República e integrada por 21 diputados, y allí luchó eficazmente para establecer la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y el sufragio universal, a menudo llamado “voto femenino”. Consiguió todo, excepto lo relativo al voto, que tuvo que debatirse en el Parlamento.
La izquierda, con la excepción de un grupo de socialistas y algunos republicanos, no querían que la mujer votase porque se suponía que estaba muy influida por la Iglesia y votaría a favor de la derecha. Por ello, el Partido Radical Socialista puso frente a Clara a otra reconocida diputada, Victoria Kent, contraria al voto de las mujeres. El debate fue extraordinario y Campoamor fue considerada como la vencedora. Finalmente, la aprobación del sufragio femenino se logró con el apoyo de la minoría de derechas, gran parte de los diputados del PSOE –excepto el sector encabezado por Indalecio Prieto– y algunos republicanos.
En 1933 no renovó su escaño, y en 1934 abandonó el Partido Radical por su subordinación a la CEDA y los excesos en la represión de la insurrección revolucionaria en Asturias. Pero cuando ese mismo año, intentó (con la mediación de Santiago Casares Quiroga) unirse a Izquierda Republicana (fusión de radicalsocialistas, azañistas y galleguistas), su admisión fue denegada. Entonces escribió y publicó, en mayo de 1935, Mi pecado mortal. El voto femenino y yo, un testimonio de sus luchas parlamentarias.
Exilio

Al estallar la guerra civil se exilió y, en 1937, publicó en París La revolución española vista por una republicana. Vivió una década en Buenos Aires y se ganó la vida traduciendo, dando conferencias y escribiendo biografías (Concepción Arenal, Sor Juana Inés de la Cruz, Quevedo). Intentó regresar a España a fines de la década de 1940, pero se encontró con que estaba procesada por su pertenencia a una logia masónica.
En 1955 se instaló en Lausana (Suiza), y trabajó en un bufete hasta que perdió la vista. Murió de cáncer en abril de 1972. Sus restos mortales fueron traslados algunos años después de su muerte al cementerio de Polloe en San Sebastián (Guipúzcoa), permanece en el panteón de la familia Monsó Riu por ser madrina de la familia.

PUBLICADO POR: ESTELA MENDOZA - TÉCNICA EN IGUALDAD Y RECURSOS SOCIALES.




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