SEXISMO EN LOS
MATERIALES EDUCATIVOS

A pesar de que uno de los temas transversales que han de aparecer en todas las programaciones educativas españolas es la igualdad entre sexos y la visibilización de las mujeres en los campos de las ciencias y la cultura, parece que en la práctica es un asunto al que no se le otorga demasiada importancia, a juzgar por el claro sesgo sexista de numerosos materiales que se utilizan como recursos educativos.
El mundo en que vivimos se configura como un entorno
textualizado: en nuetsro entorno nos rodean textos y discursos; desde el
whatsapp o el tweet, pasando por el correo electrónico, hasta la noticia de un
periódico digital o los libros en papel que utilizamos para entretenernos,
aprender o trabajar (libros de texto, diccionarios). El contacto con estas
manifestaciones escritas del pensamiento van configurando nuestra idea del
mundo, la cual, la mayoría de las veces no se corresponde con lo escrito, dado
que, si hiciéramos caso a los libros, no existiríamos apenas mujeres
profesionales cualificadas, o escritoras o científicas. Por ello, las entidades
textuales con las que tratamos diariamente han de reflejar de forma adecuada el
otro cincuenta por ciento de la realidad: las mujeres y lo que hacemos, que
normalmente se obvia o queda disfrazado por otros comportamientos marginales y
pasivos con los que normalmente se nos asocia: vestir bien, comprar, tener
sentimientos y preocuparnos de nuestro aspecto físico.
No hay que investigar mucho para encontrar ejemplos de esto, y aquí se muestran algunos de ellos.
Para empezar, dos ilustraciones
con un pie de foto que no se corresponde con la fotografía y que oculta
deliberadamente lo que se está representando, de manera que el texto manipula,
tergiversa, no reproduce lo que vemos. He escogido un par de ejemplos de un
libro de texto de 1º de Bachillerato, de la editorial Oxford, que ahora mismo
debe de estar siendo usado en numerosos centros públicos y privados.
En esta primera imagen vemos a tres personas destacadas del
mundo de la cultura en el ámbito hispánico: Carlos Fuentes, Gabriel García
Márquez y Mercedes Barcha. Sin embargo, el nombre de esta última ha sido
ocultado bajo el alias de “su mujer”, impidiéndonos conocer el nombre de
tan ilustre ciudadana, así como su labor profesional que, intuimos, no debe
ceñirse solamente a la de ser mujer o esposa de alguien.
Este mismo libro contiene, como
material complementario, un cederrón con una batería de textos para ejercitar el
comentario de texto en que consiste la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU).
En estos textos complementarios podemos encontrar ejemplos tan poco adecuados
como el titulado "La mirada vaginal", de
Vicente Verdú (15 de marzo de 2008). Este
texto anima a considerar el sentido de la intuición como forma de conocimiento;
pero, va más allá asociando esta capacidad con una especie de instinto femenino,
perpetuando así el estereotipo de asociar a las mujeres lo irracional,
inexplicable o misterioso. De ahí a considerar a las mujeres histéricas por el
simple hecho de disentir de algo solo hay un paso.
La elección de textos para ejercitar la capacidad analítica y
crítica de futuras y futuros aspirantes a la universidad debería ser una tarea
encaminada a educar en la igualdad y en la destrucción de estereotipos, ya que
lo que se pretende es evaluar la competencia crítica y la exposición de un
pensamiento propio. Sin embargo, vemos que, en fechas bastante recientes, no
parecía ser ese el objetivo fundamental. Así, nos encontramos con textos como "Eternamente protegidas", de Edurne Uriarte (Mujer de hoy, 2006) en la que se cuestiona la validez o pertinencia
de la Ley de Igualdad. Esta autora afirma que esta ley no es el camino para
luchar contra la desigualdad y que no hace sino convertirnos en víctimas:
“Después de todos estos años de esfuerzos para remover todos los vestigios de
discriminación, me temo que hemos empezado a andar por el camino equivocado, el
del victimismo, el de la queja eterna”. Es más, para justificar lo innecesario
de esta ley, cuestiona el probado hecho de la desigualdad laboral entre mujeres
y hombres: “Todo eso tendría sentido si pudiéramos probar que todas esas jóvenes
que están accediendo al mundo laboral no avanzan lo mismo que los hombres porque
los empresarios, o los partidos, se lo impiden por ser mujeres”.
Otro ejemplo sorprendente es el de este texto de 2004, titulado
"Madre no hay más que dos", de Luis Ignacio Parada, en el que
se pone en duda la capacidad reproductiva y adoptiva de una pareja de madres,
ante la resolución de un juzgado pamplonés que las reconoce jurídicamente como
progenitoras, tras acogerse al “artículo 8 de la Ley Foral para la Igualdad
Jurídica de las Parejas Estables, que entró en vigor en 2000”, tal y como se
afirma en el artículo. Sin embargo, al autor no parece satisfacerle del todo
esta resolución favorable: “En una resolución sin precedentes, un juzgado de
familia de Pamplona ha conseguido, por vía legal, lo que todavía no se ha
logrado mediante la ingeniería genética: que una persona pueda tener dos madres.
Pero no una biológica y otra adoptiva, donante o “vientre de alquiler”,
no. Dos mamás lesbianas que ya son madres, a todos los efectos, de unas gemelas
concebidas por inseminación artificial de una de ellas sin que haya
quedado constancia de quién es el padre”.
Para finalizar, quisiera hacer hincapié en que
estos textos circulan por la red y están puestos al servicio de la comunidad
educativa por páginas oficiales, de manera que se suelen utilizar en la
actualidad como material didáctico para preparar la referida prueba de acceso a
la universidad, ofreciendo una visión de nuestra sociedad que en absoluto se
ajusta a la realidad y que ofrece una perspectiva sesgada y restrictiva sobre
temas que tienen que ver con los derechos de las mujeres.
PUBLICADO POR LOLA GONZÁLEZ.
TÉCNICA DE EMPLEO Y EMPRESAS.
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