VIOLENCIA DE GÉNERO:
MALTRATADORES QUE
NO NECESITAN PEGAR
Un día le escuché a Miguel Lorente -que de esto
sabe mucho- decir que no existen diferentes tipos de
maltratadores. Que los maltratadores físicos son, simplemente,
maltratadores ‘poco eficientes’. Que los ‘buenos’ maltratadores son los que
maltratan tan bien, que no necesitan pegar.
Y es que no
hay diferentes tipos de maltrato. Sólo hay grados.
Evidentemente, las
mujeres que sufren torturas físicas en su pareja están expuestas a una
brutalidad extrema que pone en peligro sus vidas. Pero las mujeres
asesinadas a manos de sus “compañeros” son sólo una muestra ínfima -por
intolerables que sean las cifras del feminicidio- de la situación de tortura a la
que se encuentran expuestas muchas mujeres en el espacio de seguridad y
complicidad que debería ser la pareja.
Los
maltratadores someten a sus compañeras a un desgaste
psicológico tal, que ellas llegan a creer que tienen lo que se merecen,
que todo es culpa suya, que nunca, nadie -que no sea su torturador- las va a
querer.
Los
maltratadores que no necesitan pegar torturan psicológicamente a sus
compañeras, les minan la autoestima hasta hacerlas creer que él es el
único hombre que podría aguantar a una mujer inútil, insoportable y carente de
todo atractivo, como ellas. Insultan, humillan en público, desprecian a sus
compañeras, hasta hacerlas creer que no valen para nada.
Esos hombres
que no necesitan pegar alejan a sus compañeras de todas las personas que las
quieren. Las enfrentan a su familia, a su gente, encuentran argumentos para
desprestigiar y espantar a cualquiera que pueda querer a su
presa.
Su
estrategia es, precisamente, hacer creer a su compañera que está sola,
que nadie la quiere, que necesita su protección. Pero, a cambio, se
quedan con su libertad. Y esta sociedad que legitima el binomio
hombre-protector, mujer-protegida da cuerda a ese juego.
Y así, las
mujeres que viven con un maltratador que no necesita pegar, no
encuentran el momento exacto en que poder decirle a su gente, al teléfono contra
el maltrato, a la policía, que están viviendo en una situación de
tortura. Porque esta sociedad que identifica la violencia contra las
mujeres con muertas y ojos morados, no es capaz de ver las heridas que te hace
quien dedica cada día a hacerte creer que le necesitas para vivir, pero te hace
la vida imposible. ¿Cómo explicar que te ha dejado sin libertad, sin autoestima,
sin vida?
Las mujeres
que viven con un maltratador que no necesita pegar, como las que viven con uno
que las pega, no son tontas. Son mujeres fuertes, optimistas y sensibles, que
-influidas por la forma en que esta sociedad desigual ha inventado e impuesto el
amor- se aferran a ese hombre seductor y detallista que las convenció de
que sería un buen compañero. Recuerdan esos tiempos, antes del primer
insulto, del primer silencio impuesto, de la primera mirada intimidatoria, del
primer desprecio, cuando todavía no habían entendido que ése que grita, insulta,
humilla, desprecia es, en realidad, el hombre que han elegido como
compañero.
Asumir que
el hombre al que has elegido como compañero es un maltratador es muy difícil.
Pero es mucho más difícil explicárselo a un entorno que te preguntará: ¿pero,
alguna vez te ha pegado?… Pues no, nunca me pegó. No le hizo
falta.
Irantzu
Varela es periodista, feminista, experta en género y
comunicación, y (de)formadora en talleres sobre igualdad en Faktoría Lila.
PUBLICADO POR LOLA GONZÁLEZ
TÉCNICA DE EMPLEO Y EMPRESAS
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