Dos sevillanas crean un cuento que apuesta por la igualdad: "Caperucienta, Blancadurmiente… y que no te lo cuenten"
Los tiempos cambian y los protagonistas de los cuentos ya no son los mismos que antes.
Blancanieves era la “protagonista” de un cuento que la relegaba a ser
un cadáver que vuelve a la vida por el beso de un príncipe. Aurora se
limitaba a pincharse el dedo con el huso de una rueca y a recibir otro
beso de un hombre casi desconocido, que por cierto, asume todo el rol
protagonista. Podríamos seguir enumerando cuentos en los que el papel de
la mujer no va más allá del título, pero consideramos que es más útil
invertir ese tiempo en la lectura de Caperucienta, Blancadurmiente… y que no te lo cuenten, un libro que pone fin al rol de la princesa en apuros que espera ser salvada por un caballero.
Este cuento adaptado a los tiempos que corren ha sido publicado por la editorial Mr. Momo y es una creación de dos sevillanas que consideraban que los niños del siglo XXI se merecían otras historias. Por una parte, Ana Rodríguez ha sido la responsable de ilustrar este moderno cuento, mientras que Rosario Naranjo ha sido la cabeza pensante que ha ideado todo un mundo fantástico.
El planteamiento de Caperucienta, Blancadurmiente… y que no te lo cuenten no
puede derrochar más originalidad: el mundo está cambiando y los
protagonistas de los cuentos tienen otros planes de futuro, por lo que
deciden emprender un viaje a la Fábrica de Cuentos para pedir una
reescritura de sus historias.
“La finalidad del cuento es lograr que los niños se cuestionen las
cosas, que comprendan que existe la posibilidad de escoger opciones
distintas a las establecidas, que se planteen la necesidad de decidir sus destinos sin dejarse influir por los convencionalismos sociales.
(…) Se trata de dar valor a lo nuevo frente a lo clásico, sin perder el
respeto a una tradición que viene de siglos”, nos cuenta Rosario
Naranjo, autora del libro.
También nos habla de la importancia de tratar temas sociales en este
tipo de narrativa dirigida al público infantil y juvenil: “Me parece
completamente necesario aportar un ingrediente extra de valores en el
contenido en estos casos, ya que los niños son especialmente receptivos a
cuanto los rodea. Son, por naturaleza, curiosos y están constantemente
atentos a lo que se les transmite. Trasladarles un mensaje que les haga
reflexionar me parece fundamental”.
Los más pequeños son capaces de ver en Caperucienta, Blancadurmiente… y que no te lo cuenten una historia que rompe los estereotipos de los personajes tradicionales. En palabras de la autora, “el problema radica en que los cuentos tradicionales están creados en otros tiempos. (…) Deben seguir valorando el cuento tradicional, pero valorando otras posibilidades”.
Cuando le preguntamos por un cuento responsable de la creación de un
imaginario que refuerza los estereotipos de género, no nos da ningún
título en concreto, pero nos cuenta que en líneas generales, en
gran parte de los clásicos las princesas se limitan a cantar y pasear
por el bosque mientras esperan a ser rescatadas por un príncipe.
Además, afortunadamente estamos viviendo un giro “que se refleja con
claridad en las producciones de la factoría Disney, referente número uno
de la transformación social. Bella era ya una lectora ávida de
conocimientos que desdeñaba la frivolidad y bravuconería de Gastón y
que, en vez de soñar con casarse, lo hacía con tener una gran
biblioteca. La han seguido Rapunzel (bastante guerrera y resuelta),
Mérida (que se negaba a darles tregua a sus pretendientes y prefería
cabalgar y hacer diana en el arco) y otras tantas. Han variado los caracteres, los intereses, y eso es el espejo de lo que viene ocurriendo en el resto de ámbitos.”
También hablamos de la importancia de trabajar más la igualdad desde
todos los ámbitos y contribuir desde las escuelas, los medios y las
casas a la eliminación de barreras. Y no hay mejor forma de llevar a
cabo esta tarea que con un cuento adaptado a la realidad social.
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